"—¿No han leído —respondió Jesús— que en el principio el Creador “los creó hombre y mujer” y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y los dos llegarán a ser uno solo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre."

“Haven’t you read,” he replied, “that at the beginning the Creator ‘made them male and female,’ and said, ‘For this reason a man will leave his father and mother and be united to his wife, and the two will become one flesh’? So they are no longer two, but one flesh. Therefore what God has joined together, let no one separate.”

Jimmy y Daisy se cruzaron por primera vez en un centro de tutoría local llamado PEL. En ese momento, Jimmy acababa de graduarse de UC Davis y Daisy estaba comenzando su segundo semestre en Cal State East Bay. Lo que empezó como simples intercambios de memes pronto floreció en una profunda amistad, y con el tiempo, esa conexión se transformó en la fuerte y amorosa relación que comparten hoy. Una tarde, mientras conversaban afuera de PEL, junto a sus autos antes de irse, se encontraron compartiendo risas y conversaciones, creando recuerdos que sentarían las bases de su futuro juntos. Cinco años después, en su aniversario y el Día de Martin Luther King Jr., Jimmy se arrodilló y le hizo a Daisy la pregunta más importante de su vida. Y ahora, mientras avanzan hacia un hermoso nuevo capítulo, están orgullosos de adoptar el término que mejor define su futuro juntos: El Futuro Flores-Ramos. Pero más allá de la emoción del compromiso y la alegría de su camino compartido, Jimmy y Daisy sabían que la verdadera fuerza de su amor vendría al caminar junto a Dios en todo lo que hicieran. Ambos habían experimentado momentos de crecimiento personal, descubriendo que el fundamento de su relación no solo se basaba en el amor mutuo, sino también en la fe. Juntos, querían crear una vida que honrara la presencia de Dios, profundizando su conexión espiritual y esforzándose por reflejar Su amor en su matrimonio. Con un deseo compartido de caminar por la vida como compañeros en la fe, Jimmy y Daisy sabían que no solo estaban construyendo un futuro juntos, sino alineando sus corazones con el propósito de Dios para sus vidas. Estaban comprometidos a servirse mutuamente y a la comunidad, adorando a Dios en cada momento y haciendo que su amor fuera un reflejo de Su gracia. Y así, con corazones llenos de esperanza y devoción, emprendieron este viaje sagrado, listos para honrarlo en su matrimonio por el resto de sus días.

Jimmy and Daisy first crossed paths at a local tutoring center called PEL. At the time, Jimmy had just graduated from UC Davis, and Daisy was beginning her second semester at Cal State East Bay. What started as simple exchanges of memes soon blossomed into a deep friendship, and over time, that connection grew into the strong, loving relationship they share today. One afternoon, while chatting outside of PEL and by their cars as they were leaving, they bonded over conversation and laughter, creating memories that would lay the foundation for their future together. Five years later, on their anniversary and Martin Luther King Jr. Day, Jimmy got down on one knee and asked Daisy THE question. And now, as they step forward into a beautiful new chapter, they are proud to take on the most fitting umbrella term for their future together: The Future Flores-Ramos. But, beyond the excitement of engagement and the joy of their shared journey, Jimmy and Daisy knew that the true strength of their love would come from walking alongside God in everything they do. They had both experienced moments of personal growth, discovering that the foundation of their relationship was built not only on love for one another but also on faith. Together, they wanted to create a life that honored God’s presence, deepening their spiritual connection and striving to reflect His love in their marriage. With a shared desire to walk through life as partners in faith, Jimmy and Daisy knew they were not just building a future together but aligning their hearts with God’s purpose for their lives. They were committed to serving each other and the community, worshiping God in every moment, and making their love a reflection of His grace. And so, with hearts full of hope and devotion, they embarked on this sacred journey, ready to honor Him in their marriage for the rest of their days.