We're Getting Married!

Gabriela had landed in sunny Alicante for a year of adventure—teaching English by day, and by evening, living her best Mediterranean life: wandering cobblestone streets, chasing sunsets, and trying to understand how everyone could eat dinner at 10 p.m. Little did she know, her greatest discovery wouldn’t be the local cuisine or castle views... but a certain someone named Alejandro. One fateful evening, between lesson planning and dreaming of tapas (and perhaps a glass of wine in hand), she stumbled across a smile that made her pause. Alejandro. They matched. Gabriela, never one to waste time, sent the first message. Alejandro, impressed and intrigued, took the reins from there. He picked her up at her apartment (yes, he was punctual), and they headed into the heart of Alicante for a night of tapas, toasts… and, well, a slightly awkward start. Yes, there were silences. A few stilted questions. Some nervous laughter. The kind of first-date small talk that makes you question all your social skills. But then came the wine. And the croquetas. And suddenly, everything loosened. They ate. They drank. They laughed. The conversation flowed like the Rioja, and by the end of the night, it felt like they had known each other for years. And when the night came to a close, there was that shared, unspoken feeling: We want to do this again. What they didn’t know was how delicate the timing really was. Gabriela was in Spain for just one year. Alejandro had just finished his mission and was only in Alicante for three months—visiting family before heading off to the Canary Islands. In another life, they might have just missed each other. But in this one, the stars aligned—perfectly, improbably. They met in that tiny window when both of their paths crossed in the same corner of the world. One date turned into many—walks by the beach, inside jokes, endless conversations, and slightly competitive board games. And then, on February 24, 2023, they officially became a couple—something that felt inevitable. From there, their story blossomed: family visits, road trips and late-night talks, new cities explored hand-in-hand, and so many memories stitched together in the spaces between. And then, on May 4, 2024—under the same Mediterranean sun where it all began—Alejandro proposed. Gabriela said yes. Now here we are, celebrating what began with one simple swipe

Gabriela había aterrizado en la soleada Alicante para vivir un año de aventuras: enseñando inglés durante el día y, por la tarde, disfrutando al máximo de la vida mediterránea: paseando por calles empedradas, persiguiendo atardeceres y tratando de entender cómo era posible que todo el mundo cenara a las 10 de la noche. Lo que no sabía era que su mayor descubrimiento no sería la gastronomía local ni las vistas desde el castillo... sino alguien llamado Alejandro. Una noche decisiva, entre planificaciones de clases y sueños de tapas (y quizá una copa de vino en la mano), se topó con una sonrisa que la hizo detenerse. Alejandro. Hicieron *match*. Gabriela, que nunca perdía el tiempo, envió el primer mensaje. Alejandro, impresionado y curioso, tomó la iniciativa a partir de ahí. Pasó a recogerla por su apartamento (sí, fue puntual), y se dirigieron al corazón de Alicante para una noche de tapas, brindis... y, bueno, un comienzo un poco torpe. Sí, hubo silencios. Algunas preguntas forzadas. Risas nerviosas. Ese tipo de conversación trivial en una primera cita que te hace cuestionar todas tus habilidades sociales. Pero luego llegó el vino. Y las croquetas. Y de repente, todo fluyó. Comieron. Bebieron. Rieron. La conversación fluyó como el Verdejo, y al final de la noche, parecía que se conocían de toda la vida. Y cuando la noche terminó, quedó esa sensación compartida, aunque no dicha: Queremos repetir esto. Lo que no sabían era lo delicado que era el momento. Gabriela estaría en España solo por un año. Alejandro acababa de terminar su misión y solo estaría en Alicante tres meses, visitando a su familia antes de partir a las Islas Canarias. En otra vida, podrían haberse cruzado sin conocerse. Pero en esta, los astros se alinearon—perfecta e improbablemente. Se encontraron en esa pequeña ventana en la que sus caminos coincidieron en el mismo rincón del mundo. Una cita se convirtió en muchas—paseos por la playa, bromas internas, conversaciones interminables y partidas de juegos de mesa un tanto competitivas. Y luego, el 24 de febrero de 2023, se convirtieron oficialmente en pareja—algo que se sentía inevitable. A partir de ahí, su historia floreció: visitas familiares, viajes por carretera y charlas nocturnas, nuevas ciudades exploradas de la mano y tantos recuerdos tejidos en los espacios intermedios. Y entonces, el 4 de mayo de 2024—bajo el mismo sol mediterráneo donde todo comenzó—Alejandro le pidió matrimonio. Gabriela dijo que sí. Y aquí estamos ahora, celebrando algo que empezó con un simple deslizamiento de dedo.