Tu aventura comienza en Bari, la vibrante capital de la región de Puglia. Esta ciudad portuaria combina a la perfección historia, devoción y vida cotidiana. Comienza el día explorando el casco antiguo (Bari Vecchia), un laberinto encantador de callejuelas donde la vida transcurre al ritmo del pasado. Visita la majestuosa Basílica de San Nicola, lugar de peregrinación tanto católica como ortodoxa, y admira su arquitectura románica. Paseando por el barrio viejo, serás testigo de una tradición viva: las "nonnas" (abuelas) que preparan orecchiette a mano en las puertas de sus casas, una escena única que te conecta de inmediato con la cultura local. Termina el día con una cena frente al mar o en alguna de las trattorias del centro, donde los sabores puglieses brillan en cada plato.
Aunque Matera pertenece a la región vecina de Basilicata, está a solo una hora en coche desde Bari y merece completamente la visita. Esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es conocida por sus "Sassi", antiguos asentamientos excavados en la roca que ofrecen un paisaje casi irreal. Caminar por sus calles empedradas es como viajar al pasado. Muchos de estos espacios hoy albergan museos, hoteles boutique y restaurantes con vista panorámica, perfectos para disfrutar una cena inolvidable. Su atmósfera mágica ha inspirado películas y artistas, y seguramente te dejará sin palabras.
Hoy toca disfrutar de la costa. Comienza en Monopoli, una joya junto al Adriático que sorprende con su centro histórico amurallado, pequeñas iglesias barrocas y calles estrechas llenas de flores. Su puerto pesquero sigue activo, lo que da al lugar un aire genuino y pintoresco. Después, dirígete a Polignano a Mare, famosa por sus acantilados que caen al mar turquesa. Es el lugar perfecto para sacar fotos, darte un chapuzón en una calita escondida y probar su legendario "caffè speciale", una mezcla local que combina café, cáscara de limón, crema de licor y azúcar. No olvides visitar la estatua del cantante Domenico Modugno y dejarte llevar por la melodía de "Volare".
Este es un día para dejarte seducir por la campiña de Puglia y sus pueblos blancos de postal. Comienza en Alberobello, donde los famosos trulli, casas de piedra con techo cónico, te harán sentir en un cuento. Es Patrimonio de la Humanidad y una parada obligatoria para entender la arquitectura tradicional de la región. Luego, dirígete a Martina Franca, con su aire aristocrático, palacios elegantes y calles amplias, perfecta para una caminata pausada. Continúa a Locorotondo, un pueblo circular y encantador, colgado sobre una colina. Aquí reina la calma, el vino blanco local y unas vistas espectaculares del Valle d’Itria. Finaliza en Ostuni, conocida como “la ciudad blanca”, un lugar mágico para contemplar el atardecer desde sus terrazas con vista al mar.
Lecce es una ciudad que sorprende por su elegancia y luz. Apodada la “Florencia del sur”, es el corazón barroco de Puglia. Sus edificios tallados en piedra leccese tienen detalles exquisitos que se descubren caminando sin prisa. No te pierdas la Basílica de Santa Croce, la Piazza del Duomo y el antiguo anfiteatro romano. El ambiente es relajado, lleno de cafés y tiendas de diseño, ideal para dejarse llevar. Aprovecha para probar un típico pasticciotto, pastelito relleno de crema, junto con un café leccese con hielo y almendra. Una combinación ganadora.
Este día es para combinar historia y playa. Comienza en Otranto, una ciudad costera con mucho carácter. Recorre su castillo aragonés, pasea por el casco antiguo y visita la catedral, donde se encuentra uno de los mosaicos más impactantes de Europa, que cubre todo el suelo con escenas bíblicas y mitológicas. Más tarde, cruza hacia el mar Jónico para conocer Gallipoli, una ciudad rodeada por el agua y conectada al continente por un puente. Sus callejuelas, iglesias barrocas y el animado paseo marítimo la hacen perfecta para una caminata al atardecer. Cierra el día cenando pescado fresco en un restaurante con vista al mar.
Después de varios días intensos explorando pueblos, ciudades y tesoros culturales, el séptimo día está pensado para descansar y disfrutar del mar en un entorno más tranquilo y natural. Dirígete hacia la costa adriática para descubrir dos joyas poco masificadas: Castro, un encantador pueblo costero con aguas transparentes, grutas marinas y vistas espectaculares, ideal para nadar o tomar el sol sobre rocas blancas; y Marina Serra, conocida por sus piscinas naturales, formadas entre rocas erosionadas que crean espacios perfectos para relajarse y nadar en calma. Este último día es ideal para desconectarte, respirar el aire marino y despedirte de Puglia con serenidad y paisajes inolvidables.