Durante nuestro primer viaje, con una copa de vino en mano e invadidos de nervios, pero con la hermosa sensación de tener frente a nosotros a quien el corazón nos decía "es el amor de tu vida".
Con un ramo de rosas y todas las ilusiones del mundo reflejadas en un anillo; le propuse matrimonio, fue entonces cuando escuché el "Sí Quiero" que cambiaría nuestras vidas.
Por permitirnos conocer a la persona indicada en el momento perfecto. A nuestros padres, por el apoyo incondicional en cada etapa de nuestras vidas. A nuestros padrinos, por aceptar ser parte de este gran proyecto de vida.