Las Familias Tarwater & Collins Te invitan a celebrar el matrimonio de

El plan de Dios siempre es perfecto. Sean y yo nos conocemos desde hace muchos años. Nuestro camino juntos comenzó en la adolescencia, cuando estábamos en la escuela, y más tarde nos dimos cuenta de que habíamos estado en la misma clase de séptimo grado. Por coincidencia, ambos nos mudamos a Chaparral, Nuevo México, ese mismo año. Compartíamos el mismo grado, lo que significaba que teníamos clases y actividades en común, aunque en ese momento nuestros caminos no se cruzaron de forma significativa. Con los años, nos encontrábamos inesperadamente en los lugares más aleatorios, una serie de coincidencias que parecían guiarnos el uno hacia el otro. Un día, nos encontramos en una tienda. Yo estaba distraída, como siempre, y Sean, sintiéndose un poco tímido, decidió esconderse de mí. Después de un tiempo, me envió un mensaje, comentando que pensaba que yo era atractiva y que estaba soltera, y me invitó a tomar un café. Aunque estaba agotada y no me sentía con ganas de arreglarme, decidí ir a verlo de todos modos. Ese fue el momento en que nuestro viaje realmente comenzó. Desde ese día, nos volvimos inseparables. Hablábamos constantemente, y me di cuenta de que poco más me importaba. Aunque, ya en nuestros 30, a otros les pueda parecer que todo sucedió muy rápido, la realidad es que habíamos esperado más de 30 años por este momento. Decidimos comenzar nuestra familia con la llegada de nuestra hermosa hija, Nia, y empezar a planear nuestra boda. Aunque no siguió una propuesta tradicional ni el orden esperado de los acontecimientos, sin duda ha sido la decisión más genuina y sincera que hemos tomado. Esta es la historia de cómo se desarrolló nuestra historia de amor. A lo largo de este camino, me he dado cuenta de que el matrimonio, la familia y el amor siempre fueron lo que buscaba. Simplemente estaba esperando a la persona correcta. Mientras algunos pueden ver nuestro camino como una cuestión de suerte, yo creo que la verdadera suerte no se compara con el plan perfecto de Dios. Encajamos en la vida del otro de forma natural, como si siempre hubiéramos estado destinados a estar juntos. Aunque no tendremos las múltiples bodas que planeamos en nuestro primer viaje, sí tendremos una que tiene un profundo significado para nosotros: una celebración auténtica de nuestro amor y compromiso. Estamos ansiosos por compartir este momento tan especial con todos ustedes, nuestros queridos amigos y familia. Tal vez no sea un romance de cuento de hadas, pero sin duda es una verdadera historia de amor—un amor que ha resistido el paso del tiempo, el destino y la guía divina. Nada en la vida es perfecto, pero Dios ha hecho que este momento suceda de manera perfecta, y estamos realmente agradecidos de que todos ustedes hayan sido testigos de nuestro camino. Les pedimos su apoyo continuo, con la guía de Dios, a través de las luchas y desafíos que pueda traer el matrimonio, porque este no es el final de nuestra historia, sino solo el comienzo. Nunca hemos estado seguros de muchas cosas en la vida, a menudo sintiéndonos indecisos. Sin embargo, hay algo de lo que no tenemos la menor duda: nunca hemos estado más seguros de nada que de estar el uno con el otro.

Sean and I have known each other for many years. Our journey began in our teenage years when we discovered that we had once been in the same 7th-grade class. By divine coincidence, we both moved to Chaparral, New Mexico, that same year. Although we shared classes and activities, our paths didn’t truly cross—yet. Over the years, we found ourselves bumping into each other in the most unexpected places. One day, we ran into each other at a store. Sean, feeling shy, hid from me. Later, he reached out with a message. He invited me for coffee. Though I was tired and not feeling my best, something told me to go. That day changed everything. From then on, we were inseparable. Though it may seem things moved quickly, the truth is we had waited over 30 years for this moment. We chose to begin our family with the arrival of our beautiful daughter, Nia, and now we take the next step: becoming husband and wife. While our story may not follow a traditional proposal or expected timeline, it is, without a doubt, the most heartfelt and genuine decision we’ve ever made. Through this journey, I’ve come to understand that marriage, family, and love were always what I longed for—I was simply waiting for the right person. Some may say our love story is a matter of chance, but we know it was part of God’s perfect plan. We fit seamlessly into each other’s lives, as if we had always belonged together. We may not have the multiple weddings we dreamed of on our first trip, but we will have one that matters most: A celebration rooted in love, meaning, and authenticity. We are so excited to share this special moment with all of you—our dear friends and family. This may not be a fairy tale, but it is, without question, a true love story: A love that has endured time, fate, and divine guidance. Nothing in life is perfect, but God made this moment happen perfectly. We are so grateful that you have been part of our journey. As we begin this new chapter, we ask for your prayers, love, and support through the joys and challenges ahead—because this is not the end, but only the beginning. Though we’ve been uncertain about many things in life, one thing has always been clear: We have never been more certain about anything than we are about each other.