Nuestra historia es una de esas que en realidad te hacen creer en que estas destinado a estar con una persona, la vida, en nuestro caso particular, fue tomando las riendas de nuestro camino y se hizo cargo de que nos conociéramos desde pequeños y nos reencontráramos tiempo después cuando ni siquiera nos buscábamos. La verdad es que hay tantas circunstancias envueltas en nuestra historia que me es imposible creer que no estamos hechos el uno para el otro. Aquí les va la primera. Nuestras mamás fueron compañeras de universidad, eran conocidas y se hablaban, pero al terminar la escuela perdieron el contacto. Una vez que llegó el momento de llevar a sus pequeños hijos al kinder, tomaron la decisión de llevarlos al mismo, el cri-cri y aquí es donde conocí por primera vez a la mujer que sería el amor de mi vida. Sinceramente no tengo muchos recuerdos de esa etapa, pero existen unas fotos que parecen irreales, donde Paulina y yo estamos sentados juntos y otra donde simplemente la estoy viendo con ojos de amor. ¿Empiezan a creer en el destino? Yo si. Lamentablemente terminamos el Kínder y nuestras familias perdieron el contacto nuevamente, pasaron aproximadamente 10 años hasta que volví a verla, se podría decir que nuestras mamás le dieron una ayudadita a la vida al meternos a la misma preparatoria. Ya inscritos en la preparatoria era claro que si me encontraba a Paulina por los pasillos de la escuela nunca la reconocería, al fin y al cabo, había pasado una infinidad y ya no éramos los mismos chiquitines. Todo el primer año de preparatoria estuve en el salón tomando mis clases sin darme cuenta que mi futura esposa estaba en el salón de a lado, sin saber que era ella empezó a gustarme una chica chaparrita con brackets verdes que siempre veía caminando por la ventana de mi aula.
En segundo año de preparatoria finalmente se dio nuestro ansiado reencuentro, amigos en común nos presentaron y desde ese mismo momento supe que yo tenía que encontrar la forma de ganármela y tratar de conquistarla, pero sinceramente no fue tarea fácil. Empezamos a convivir mucho tiempo juntos, recuerdo que sin ser muy amigos le decía “Abrazameeeeee” y ella muy sacada de onda lo hacia (yo creo para no hacerme sentir mal) y así era mi forma de acercarme a ella, empecé a ser mas atento con ella, solo esperaba la oportunidad de poder ir a su salón para sacarle platica y que ella sintiera mi interés por conocerla, total, de alguna forma logré convencerla que fuera al cine conmigo para ver “Cars 2”. En mi cabeza ya éramos novios, había logrado conquistarla. A las pocas semanas después de nuestra primera cita Paulina cumplió años y me invitó a una fiesta que hizo en su casa, la pasamos muy bien y al terminar aproveché la oportunidad para abrazarla y despedirme, según Karla su madre vio cómo me despedí y le dijo que yo quería algo mas que una amistad -Mi futura suegra tenía razón-. Pasó todo un mes hasta que la iglesia a la cual solíamos ir realizó una kermes por el día de la independencia y yo iba decidido a pedirle una segunda cita, agarré valor y le pregunté, gracias a Dios aceptó y en el fin de semana fuimos al cine, durante la película me le quedé viendo, ella me volteó a ver y no dude, la besé y así fue como toda nuestra historia comenzó. Por cierto, tiempo después Paulina me confesó que fue un muy mal beso y que necesité muchos besos para aprender a hacerlo bien (gracias por quedarte conmigo mi amor). En octubre 7 del 2011, decidí preguntarle que, si quería ser mi novia y ella aceptó, de la emoción empecé a saltar y terminé tirado en el suelo, después de eso Paulina quería arrepentirse, pero decidió quedarse y darme una oportunidad. Soy de esos afortunados que pueden presumir el hecho de terminar casándose con su primer gran amor.
Infinidad de cosas han pasado entre nosotros estos 8 años desde la primera vez que decidimos darnos una oportunidad y ser pareja, no estuvimos juntos durante todo este periodo, existieron algunos momentos en el transcurso de este tiempo en los que nos separamos y perdíamos el contacto, sin embargo puedo decir que siempre hubo algo dentro de mi que no la dejaba ir, ese “algo” que me recordaba a mi primer amor y lo feliz que era con ella, no fue fácil, lo intentábamos una y otra vez, en ocasiones chocábamos mucho, nos caíamos gordos, nos alejamos, pero ese “algo” nos volvía a poner en el mismo sitio, juntos, a un lado del otro donde no íbamos a dejar de dar guerra hasta que lográramos compartir nuestra vida juntos, ese “algo” lo llamo amor. Hoy, gracias a la vida estoy a punto de casarme con el amor de mi alma, la mujer que me hace reír hasta que me duela la panza, la que nunca renunció a mí, aquella que hizo todo lo posible por estar conmigo, la que me impulsa todos los días a ser una mejor persona en todos los ámbitos posibles, mi compañera de viajes, la única que saca mi verdadero yo y con la que no tengo temor de hacer el ridículo, mi amor, mis ojos, mi chinche. Esta es nuestra pequeña historia, pero créanme que se viene una historia más increíble de contar, la historia de nuestra vida como esposos, estoy seguro de que nos vamos a caer mas gordos a partir de ese momento, pero al mismo tiempo no tengo duda que seré la persona mas feliz del mundo, por verte despertar todos los días a mi lado con tu melena de león, te amo.