Por esas casualidades salí temprano de mi trabajo y fui a visitar a una amiga que trabajaba en el otro local de la misma empresa. Al entrar a la pizzeria, un caballero, en patines y cargando un pedido, me abrió la puerta. En camara lenta fijamos la mirada al girarnos en la entrada de aquel portal del destino. Entré para charlar con mi amiga y él siguió su camino. Al regresar, entabló una conversación conmigo- chit chat antes de que me tuviera que ir. Después de un ratito recibí un texto de mi amiga preguntándome sí podría compartir mi red social con él. Al día siguiente iniciamos una de muchas conversaciones que seguimos disfrutando a diario y en cada momento juntos.