¡Nos vamos a casar!

Éramos solo unos niños cuando nos conocimos. No fue una historia de amor a primera vista sino más bien una historia que siempre estuvo ahí, esperando el momento oportuno para desarrollarse. Apenas teníamos la edad suficiente para saber lo que era el amor, asta demasiado jóvenes para comprender el significado del amor pero no demasiado jóvenes para saber que siempre sentíamos algo especial el uno en el otro. Empezó con un simple gustó, como algo chiquito que fácilmente podría haber pasado. Pero ahora, al mirar atrás, nos damos cuenta de que siempre estuvo ahí, esperando crecer como nosotros. Quizás fue la forma en que nos mirábamos, admirándonos el uno al otro, nuestras miradas se cruzaban por un instante, ambos sonriendo. No lo entendíamos entonces, pero fue el comienzo de algo que duraría toda la vida. Con el paso de los años, crecimos, y con ello, esas sonrisas tímidas se transformaron en algo más, ese pequeño gusto que una vez tuvimos era algo más ahora. Y aunque nunca lo dijimos en voz alta o uno al otro era como si ya lo supiéramos. Nos estábamos enamorando el uno del otro. No siempre fue fácil y así trabajamos. Trabajamos por lo que queríamos. Trabajamos por este momento. Cada paso que dimos, cada decisión que tomamos, nos condujo hasta aquí, uno frente al otro, listos para dar el paso más grande de todos. A lo largo de los años de espera, de esperanza y de sueños, seguimos creyendo. Incluso cuando parecía que el tiempo se nos escapaba, nos aferramos a la convicción de que este amor —nuestro amor— valía cada momento de espera, de crecimiento. Sabíamos que merecíamos el trabajo duro, la paciencia y el esfuerzo. ¿Y ahora? Aquí estamos. Los niños que una vez compartían jugaban juntos, que luego intercambiaban miradas tímidas y sonrisitas al otro lado del salón, están aquí hoy, a punto de comenzar un nuevo capítulo en nuestras vidas. Nuestro sueño de estar juntos, de superar todo lo que la vida nos puso por delante, se ha hecho realidad. ¿Y sabes qué? Cada momento de espera, cada obstáculo, cada desafío, valió la pena, porque ahora vamos estar al lado de uno mientras prometemos estar juntos el resto de nuestras vidas. Ya no somos solo dos niños enamorados. Somos dos personas que se han amado, que han crecido y que han construido algo hermoso juntos. Lo logramos. Trabajamos por ello. Luchamos mucho y lo haríamos todo de nuevo para llegar a este momento en nuestro historia de amor, para cumplir nuestro sueño.