Cuando nos conocimos fue amor a primera vista, estuvimos juntos en un mismo lugar por un año y medio sin cruzar caminos, ni miradas, pero por obra del destino que supo jugar bien sus cartas, nos conocimos. Al abrirse una puerta (literalmente) fue como un símbolo de dejarnos entrar el uno al otro en nuestras vidas, desde ese día hubo una conexión que nos hizo inseparables y hoy estamos aquí.