Long before our paths crossed, we were praying for each other, unaware of the beautiful plan that was unfolding. Mauricio's journey led him from his hometown in Chiapas, Mexico to the United States for work, where we eventually met through a dating app. Although Mauricio was not looking for an American girl, God had different plans for him (His way is better!). We had our first date after one week of talking and in that moment, we knew there was something incredibly special between us. Three weeks later, Mauricio found himself in Buffalo for my best friend's wedding, where he seamlessly became a part of the family. In December, we traveled to Mexico to meet Mauricio's family, who welcomed me with open arms. Fast forward a few more months we planned a trip to Anna Maria Island, Florida to visit my grandparents. This is where Mauricio asked me to be his wife while both our families got to watch (his family on video call). It was an unforgettable moment and a place we will always hold close to our hearts. Now, as we prepare to embark on the next chapter of our journey together, we are filled with gratitude for the way God brought us together and for the love and support of our family and friends. Our hearts are overflowing with joy as we anticipate our wedding in Mexico, surrounded by those we cherish most. We cannot wait to begin this new adventure as husband and wife!
Mucho antes de que nuestros caminos se cruzaran, estábamos orando el uno por el otro, sin saber del hermoso plan que se estaba desarrollando. El viaje de Mauricio lo llevó desde su pueblo natal en Chiapas, México, hasta Estados Unidos por trabajo, donde finalmente nos conocimos a través de una aplicación de citas. Aunque Mauricio no estaba buscando una chica americana, Dios tenía otros planes para él (¡Su camino es mejor!). Tuvimos nuestra primera cita después de una semana de hablar y en ese momento supimos que había algo increíblemente especial entre nosotros. Tres semanas después, Mauricio se encontraba en Buffalo para la boda de mi mejor amiga, donde se integró perfectamente a la familia. En diciembre, viajamos a México para conocer a la familia de Mauricio, quienes me recibieron con los brazos abiertos. Avanzando unos meses más, planeamos un viaje a Anna Maria Island, Florida, para visitar a mis abuelos. Fue allí donde Mauricio me pidió que fuera su esposa mientras estábamos rodeados de las personas que más amamos (su familia en una videollamada). ¡Y lo demás es historia! Ahora, mientras nos preparamos para embarcarnos en el próximo capítulo de nuestro viaje juntos, estamos llenos de gratitud por la manera en que Dios nos unió y por el amor y apoyo de nuestra familia y amigos. Nuestros corazones rebosan de alegría mientras anticipamos nuestra boda en México, rodeados de aquellos que más apreciamos. Nos sentimos verdaderamente bendecidos de habernos encontrado el uno al otro, ¡y no podemos esperar para comenzar esta nueva aventura como esposo y esposa!