HISTORIA DE MARCELA Y CARLOS Corría el año de 1998 cuando fue elegido de presidente el ilustre doctor Andres Pastrana ganándole por un par de votos a nuestro queridísimo doctor Serpa. El narcotráfico nos tenía jodidos y la única esperanza que se veía en aquel entonces era el amor platónico que sentía una pequeña niña llamada Marcela hacia un niño peculiar y hermoso (Carlos❤), vecino de su abuela paterna y amigo de su prima-hermana María en el lejano pueblo de Pitalito Huila. María, complice del amor de Marcela, se inventaba mil excusas para ponerlos en contacto, pero era tal la emoción que sentía la pobre niña, que no podía ni siquiera pronunciar una palabra cuando estaba cerca de él. El dolar subio y el niño voló hacia tierras lejanas en búsqueda de nuevas oportunidades y desarrollo de un país próspero. Con el corazón roto, las opciones eran claras y simples para la pequeña niña: rendirse ante la imposibilidad de volverlo a ver o confiar en el tiempo y el destino (Chan chaaaan 👀...) Convertidos en un recuerdo constante e inevitable encuentro, los años pasaron, aprendieron de la vida, se formaron y aunque lejanamente forjaron sus caminos, la atadura de sus raíces los condujo en una misma dirección. Así, luego de varios intentos en búsqueda del amor, de besar varios sapos y ranas, ella y él se reencontraron, confiaron en su alma, desnudaron su corazón, pasaron de la inocencia de aquel entonces a ser confidentes incondicionales, comprobando que el verdadero amor era aquel que desde niños les tenía planeado sus destinos. ... Momento! demos un paso atrás, esta historia tiene su origen decadas y generaciones atrás cuando el abuelo de Carlos enseño a los abuelos de Marcela el arte de sembrar y cultivar café cuando ellos apenas empezaban su labor de padres 😲