¿Quién hubiera imaginado que nuestros caminos no se cruzarían hasta que el universo decidiera que estábamos listos? Eric y mi familia habían sido vecinos por años, pero nunca nos habíamos conocido realmente hasta que Gio y Danny jugaron a ser cupidos. Desde el momento en que nos presentaron, hubo una conexión innegable—los dos la sentimos. Tal vez fue el beso en la mejilla, o quizás algo más profundo, pero en ese instante supe: "Él va a ser mi novio." Y, como resultó, él también tuvo esa sensación. Al recordarlo, él dice que todo fluyó de manera natural, como si siempre hubiera estado destinado a pasar. Yo nunca imaginé que una simple presentación nos llevaría hasta aquí, y él tampoco esperaba que la persona con la que había estado tan cerca—pero aún no conocía del todo—se convertiría en el amor de su vida. Y ahora, estamos a punto de decir "Sí, acepto." Dicen que lo bueno llega a quienes saben esperar, y Dios sabía exactamente lo que hacía con nosotros.