¿Cómo nos conocimos exactamente? ninguno de los dos lo tiene tan claro. Éramos dos jóvenes yendo a la misma iglesia, pasando por el lado sin saludarnos y sin saber de la existencia del otro, y cada uno en sus propios “rollos”. Pero yo, Alejandra, recuerdo que un campamento de jóvenes lo vi por primera vez estando a punto de entrar a una conferencia, cuando nuestra pastora, que sirvió de cupido en esta ocasión, me dijo que porqué no le “echaba ojo a ese muchacho nuevo…” y miro al otro lado del salón un chico con una camiseta roja con un sombrero y una pluma encima; tuvo un algo que llamó mi atención y desde entonces no le he dejado de “echarle ojo “. Sin embargo no todo surgió mágicamente, nos agregamos en esa red social llamada Facebook y hablábamos pero no pasó gran cosa; yo estaba acabando el colegio ,y él se encontraba en los primeros semestres de su carrera, así que andaba en modo intelectual e indiferente, y eso aburre a cualquiera, pero a medida que yo me alejaba él se acercaba un poco más, y en ese apriete y afloje estuvimos unos cuantos meses, y aunque éramos dos adolescentes con los bolsillos pelados, él me invitó a tener nuestra primera cita antes de reunión de jóvenes, en un lugar de postres llamado “Almíbar” cercano a la iglesia, y desde allí nos convertimos en amigos (y un poco más), y después de más de 7 años de esa historia y de muchas otras cosas, nos convertimos en un gran equipo. Por otra parte yo, Juan, confirmo que así fue, gracias.