Juan y Yaniela iban a la misma escuela secundaria y un día Yaniela fue a ver a unas amistades en una clase de mecánica cuando de repente ve a este chico cubierto de pies a cabeza en grasa de automóvil. Juan decidió en broma extender su mano llena de grasa para saludarla, pero no esperaba que Yaniela realmente la agarrara. Cuando lo hizo, él se sorprendió y en ese momento ella miró profundamente sus ojos color cafe y supo que era para siempre.