Jimena y Joel comparten dos personalidades apasionadas por Dios, el servicio a los demás y el amor por su familia y amigos. Durante cierto tiempo caminaron el sendero de la vida viviendo en la fidelidad de Dios con un anhelo ferviente por encontrar a la persona ideal en el tiempo correcto. Los dos nacieron en ciudades diferentes, ella en Monterrey, NL y él en Puebla de los Ángeles; 1,023 kilómetros de distancia los separaban, pero el plan de Dios uniría el hilo de sus vidas en una ciudad hermosa, Houston, Texas. Fue Dios quien se encargó de abrir fronteras, cruzar historias, enlazar circunstancias, colocar a la gente correcta en el lugar correcto, para que dos corazones que parecían separados por la distancia se unieran en el tiempo perfecto de Dios. Estos corazones se conocieron sirviendo y se identificaron con una sonrisa. Él fue quien la invitó al cine y ella aceptó. Después de la función, una cena marcó el inicio de una conversación que nunca se acabaría. Los dos corazones se sintieron complementados y decidieron conocerse más. Al poco tiempo, los dos corazones se necesitaban mutuamente y entonces se llenaron de valentía y emprendieron un viaje juntos, día a día hicieron de sus caminos uno solo, se abrieron hasta conocerse tanto que los corazones sintieron que ya no podían caminar solos nunca más, así que llenos de amor y alegría uno le pregunto al otro si quería caminar para siempre junto a el; el otro sin pensarlo mucho le sonrió y le dijo “¡obvio que sí!”. Ahora, los dos corazones laten al mismo ritmo y han preparado una gran reunión para que junto a otros corazones pudieran celebrar el milagro del amor.