The year 2014 was coming to an end, and 2015 was about to bring in a whole new kind of fairytale. Senior portraits were a memorable day—at least according to Edgar. That was the day his eyes caught perfection. He saw a stunning young woman named Jerenette, dressed in a black, lacey, knee-high dress for picture day. He couldn’t stop staring—literally. Like, full-on creep mode (his words, not ours!). But somehow, Jerenette just smiled back. And that was it. Edgar was determined—all in—to get her to notice him and make her his girlfriend. And, believe it or not… it worked! Sure, it might sound fast. But for Edgar, it was love at first sight. Now, from Jerenette’s side? Things felt... a little off at first. Honestly, it seemed like Edgar had lost a bet or was in the middle of some elaborate prank. How could a guy she just met be that into her? But he was. He pulled out all the classic smooth moves straight from the senior playbook—walking her to class, offering her overpriced Dasani water (she always declined, but her friends gladly accepted). It wasn’t long before she realized he was everywhere. At her plays. Outside her car. Cheering her on. Always showing up. Then came the moment. The moment she knew this wasn’t just a phase. Edgar, with his tattoos and diamond earrings, looked at her and complimented her wildly outdated, pointy Puma shoes with a genuine, “These are niceeeee.” He had no idea they were actually her mom’s. And that sealed it. Jerenette fell—hard. And she’s been in love ever since. El año 2014 llegaba a su fin, y el 2015 traía consigo un tipo de cuento de hadas completamente distinto. El día de las fotos de graduación fue inolvidable... al menos para Edgar. Ese fue el día en que sus ojos se encontraron con la perfección. Vio a una joven hermosa llamada Jerenette, luciendo un vestido negro de encaje hasta la rodilla para el día de las fotos. No podía dejar de mirarla... literalmente. Como con vibra de acosador (¡según él mismo lo dice!). Pero, de alguna manera, Jerenette simplemente le sonrió. Y en ese momento, Edgar lo tuvo claro: estaba decidido—iba con todo—a lograr que ella lo notara y que fuera su novia. Y, aunque no lo creas... ¡le funcionó! Sí, puede parecer algo apresurado. Pero para Edgar, fue amor a primera vista. Ahora, desde la perspectiva de Jerenette... bueno, al principio todo se sentía un poco raro. Honestamente, parecía que Edgar había perdido una apuesta o que estaba en medio de una broma muy elaborada. ¿Cómo podía estar tan interesado un chico que apenas la conocía? Pero lo estaba. Sacó todas las jugadas clásicas del manual de los galanes del 2015—la acompañaba a clase, le ofrecía agua Dasani (que siempre rechazaba, aunque sus amigas la aceptaban encantadas). No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta: él estaba en todas partes. En sus obras de teatro. Afuera de su carro. Animándola. Siempre presente. Y entonces llegó ese momento. El momento en que supo que no era solo una fase. Edgar, con sus tatuajes y aretes brillantes, la miró y elogió sus Puma puntiagudos, pasados de moda, con un sincero: “Están niceeeeee.” Sin saber que, en realidad, ¡eran de su mamá! Y eso fue todo. Jerenette cayó—y cayó fuerte. Y desde entonces, ha estado enamorada.

This couple has grown into the love they dreamed of — and now, the moment they've long envisioned is finally here: walking down the aisle, hand in hand, into forever. Jerenette brings light, peace, and a sense of adventure into every day. She reminds Edgar that no matter what life throws their way, choosing love — and choosing joy — is always within reach. She finds the silver lining in every cloud and does her best to make even the stormiest days a little brighter. And Edgar? His one unwavering truth has always been Jerenette. Just ask Justin, Jasmine, or even people who’ve only known him briefly — like Frank (a.k.a. Jerenette’s dad) — and they’ll all say the same thing: Edgar may be many things, but most of all, he is completely, undeniably, head-over-heels in love with Jerenette. Esta pareja ha crecido y construido el amor que soñaban — y ahora, por fin ha llegado el momento que tanto imaginaron: caminar juntos hacia el altar, de la mano, hacia el para siempre. Jerenette irradia luz, paz y un espíritu de aventura cada día. Le recuerda a Edgar que, sin importar lo que traiga la vida, siempre se puede elegir amar y ser feliz. Ella ve lo mejor en cada situación y se esfuerza por iluminar hasta el día más nublado. ¿Y Edgar? Su única prioridad es Jerenette. Preguntándole a su padre ( quien conoció poco ) Francisco Flores y a su familia todos dirán lo mismo. Edgar es un excelente ser humano y esta locamente enamorado de Jerenette.