Nuestra historia/ Our story: Todo comenzó en la preparatoria Calera, donde dos adolescentes encontraron inesperadamente algo inusual: una conexión que se convertiría en un amor eterno. Nuestra primera cita fue en un partido de fútbol, ​​llena de mariposas en el estómago y miradas inseguras. En aquel entonces, mi padre no estaba precisamente entusiasmado con nuestra relación (no se preocupen, él cambió de opinión). Pero incluso entonces, había algo entre nosotros que parecía inquebrantable. A medida que crecíamos juntos, la vida nos trajo sus propios desafíos. Fue entonces cuando supimos esta era la persona con la que podía afrontar cualquier cosa. Lo que más nos ha gustado el uno del otro a lo largo de los años es cómo hemos crecido, no solo como individuos, sino como pareja. Hemos aprendido a apoyarnos mutuamente en los momentos difíciles y a reír a carcajadas en los buenos. Hemos construido una relación basada en la confianza, la resiliencia y un amor profundo. Y ahora, después de muchos años, finalmente nos unimos como uno solo: el uno con el otro y con Dios. Este momento es más que una celebración del amor; es un paso sagrado en la fe, la unidad y la vida que estamos construyendo juntos. Gracias por ser parte de nuestro camino. Estamos deseando compartir este día, y toda la alegría que trae, con ustedes. It all started at Calera High School, where two teenagers unexpectedly found something rare — a connection that would grow into a forever kind of love. Our first date was at a soccer game, full of butterflies and unsure glances. At the time, my dad wasn’t exactly thrilled about our relationship (don’t worry — he came around). But even back then, there was something between us that felt unshakable. As we grew together, life brought its share of challenges. His quiet strength and presence has held me together when I felt like falling apart. That’s when I knew: this was the person I could face anything with. What we’ve loved most about each other over the years is how we’ve grown — not just as individuals, but as a couple. We’ve learned how to hold each other through the hard times and laugh loudly through the good ones. We've built a partnership on trust, resilience, and deep love. And now, after many years, we are finally coming together as one — with each other and with God. This moment is more than a celebration of love; it's a sacred step in faith, unity, and the life we're building hand in hand. Thank you for being part of our journey. We can’t wait to share this day — and all the joy it brings — with you.