We're Getting Married!

Dillon and Elizabeth’s story began like many modern love stories do—with a simple connection and a leap of faith. Elizabeth wasn’t exactly looking when she came across Dillon. After a few disappointing experiences, she had decided it might be best to take a break from meeting new people. But then she remembered something her brother Arturo had once told her: “Stop being so judgy. Give people a chance.” With that advice echoing in her mind, she agreed to meet Dillon—and thank goodness she did. They first connected on July 1, 2024, and quickly made plans to meet at 2Ten Coffee Roasters in Montecillo. Elizabeth arrived first, watched Dillon walk through the door, and asked with a smile, “Are you Dillon?” He smiled back, and just like that—the rest was history. From their very first conversation, everything felt effortless. They discovered they had grown up with similar values, shared the same sibling dynamics, and were both raised in Baptist Christian homes. What was supposed to be a simple coffee date turned into an all-day adventure: talking for hours, driving around the city, and sharing a late-night milkshake while overlooking the twinkling lights of El Paso. By the time the night ended, both Dillon and Elizabeth knew they had found something special. That very night, Dillon texted his brother Austin and said, "I just met my future wife." Three days later, Elizabeth met his parents—and the rest is history. Some love stories take years to unfold. Theirs only needed one night—and a little encouragement from Arturo. La historia de Dillon y Elizabeth comenzó como muchas historias de amor modernas: con una conexión sencilla y un acto de fe. Elizabeth no estaba precisamente buscando a alguien cuando se cruzó con Dillon. Después de varias experiencias decepcionantes, había decidido tomarse un descanso de conocer nuevas personas. Pero entonces recordó algo que su hermano Arturo le había dicho: “Deja de ser tan crítica. Dale una oportunidad a la gente.” Con ese consejo resonando en su mente, aceptó conocer a Dillon —y gracias a eso, su historia comenzó. Se conocieron el 1 de julio de 2024 y rápidamente hicieron planes para verse en 2Ten Coffee Roasters en Montecillo. Elizabeth llegó primero, vio a Dillon entrar y, sonriendo, le preguntó: “¿Eres Dillon?” Él le devolvió la sonrisa, y desde ese momento, el resto fue historia. Desde su primera conversación, todo fluyó de manera natural. Descubrieron que habían crecido con valores similares, compartían dinámicas familiares parecidas, y ambos habían sido criados en hogares cristianos bautistas. Lo que iba a ser una simple cita de café se convirtió en una aventura que duró todo el día: hablaron durante horas, recorrieron la ciudad en carro, y compartieron un batido nocturno con vista a las luces brillantes de El Paso. Cuando terminó la noche, ambos sabían que habían encontrado algo especial. Esa misma noche, Dillon le escribió a su hermano Austin: “Acabo de conocer a mi futura esposa.” Tres días después, Elizabeth conoció a sus padres—y el resto es historia. Algunas historias de amor tardan años en desarrollarse. La de ellos solo necesitó una noche… y un pequeño empujón de Arturo.