Bastó solo una cita, un par de carcajadas, una mirada recíproca, un baile y un beso al alma para sellar nuestro amor. Un amor que nos revienta el corazón de felicidad, que nos mantiene efusivos y ganosos de más, un amor para toda la vida. Hoy, junto a nuestras familias, solicitamos el honor de su presencia en la celebración de nuestro matrimonio.