Jorge y Diana se conocieron de una manera tan especial que parecía estar escrita por el destino. Fue el 21 de Septiembre de 2014, en una fiesta de quinceañera que, sin saberlo, cambiaría sus vidas para siempre. Ese día, los papás de Diana estaban encargados de la fotografía y el video del evento, y por casualidad, invitaron a Jorge, un querido amigo, y a Diana, una amiga cercana de la familia. Ambos casi deciden no asistir, pero Dios los unió en el mismo lugar, a la misma hora. La noche transcurría entre risas y música. Jorge se divertía sacando a bailar a diferente muchachas, mientras Diana se dejaba llevar por el ritmo de la banda junto a una amiga. Fue en ese instante, cuando Diana decidió ir al baño, que su vida dio un giro inesperado. Al pasar junto a Jorge, un amigo de él la detuvo para invitarla a bailar. Fue en ese preciso momento, cuando Jorge la miro por primera vez. Diana, ocupada ayudando a sus padres, le respondió con una sonrisa que le decía “más tarde”. Pero Jorge, sintiendo una conexión instantánea, le comentó a su amigo que la conocía, aunque en ese instante no lo sabía aún con certeza. Sin pensarlo, Jorge fue al DJ y pidió que pusiera la canción “Juan Ignacio” de Los Nuevo Rebeldes. Cuando las primeras notas comenzaron a sonar, Jorge se acercó a Diana, le tendió la mano y la invitó a bailar. Ella, sin dudar, aceptó. Y así, en ese primer baile, comenzó una historia de amor que, aunque parecía un encuentro casual, fue el principio de una conexión profunda y eterna. Desde ese momento, supieron que nada sería igual.