Fue un sábado por la tarde, hacía calor, es Arizona siempre hace calor. Fueron a comer un helado, ella llegó tarde, un poco apropósito, un poco sin querer. Darren la esperó pacientemente y ya desde ese instante Gaby pensó bien de él. Fue la mejor cita que ella había tenido en un buen tiempo. Hablaron de todo, de sus trabajos y esperanzas. Bailaron sin música en un estacionamiento. Ese día era el cumpleaños de él, no se lo dijo a Gaby, mucho tiempo después Darren sostiene que fue el regalo de Dios para él.
Darren lo planeó con mucho tiempo de anticipación. Llevó a Gaby a un pequeño aeropuerto, con las uñas recién hechas porque se puso de acuerdo con las amigas de ella, vestido para ir a bailar porque eso le dijo él, y confiada que sería en dos semanas porque todos le había hecho pensar eso. Vieron el desierto desde el aire y Gaby entendió porque a él le encantaba tanto ese lugar. A la hora del vuelo una luz roja se encendió en el panel del avión y el piloto informó que tenían que aterrizar de emergencia, seguía diciendo que todo estaría bien, pero Darren actuó asustado y Gaby lo estaba. Al llegar a un pequeño aeropuerto un hombre les dijo que podían esperar en el hangar hasta que el avión fuera reparado. En la habitación petalos de rosas, velas y fotos de ambos. Ella lloró toda la propuesta y él dijo lo justo y preciso. El avión no tenía nada, pero ellos regresaron muchísimo más felices de lo que salieron de Phoenix Arizona.