Una tarde de marzo allá por 2012, cuando los Mayas auguraban el fin del mundo, nos conocimos en una reunión de empresa en la que los dos trabajábamos. La primera vez que nuestros ojos se encontraron se fraguó el camino que nos llevaría hasta este día tan especial. En las muchas curvas del viaje hemos coleccionado lecciones de vida, consejos valiosos, y la ayuda de amigos y familiares. Siete años más tarde seguimos sintiendo el mismo cosquilleo en el estómago que sentimos aquel 9 de marzo del 2012.
Siempre supe desde el primer instante que algún día me casaría con Carmen. Lo supe la primera vez que le miré a sus ojos y mi mente me dijo 'sí, esta es tu futura esposa'. Sabía que ese dia llegaría, aunque primero tuviera delante un largo camino en el que tendría que aprender su nombre, enamorarnos y conocernos. La propuesta de matrimonio es un evento que hace mirar hacia el futuro. Cuando decidí pedir la mano de Carmen quise encontrar la manera de conectar nuestro pasado al futuro que queríamos juntos. Asi que el sabado 12 de agosto sin explicarle nada, Carmen y yo partimos hacia la costa cerca de Santa Cruz. Durante el resto del día le llevé por un viaje en el tiempo, empezando donde primero nos vimos, llendo a lugares que frecuentábamos juntos, y paseando por las calles que nos vieron besarnos, reir, llorar y soñar. El dia concluyó a la orilla del Pacífico, calle abajo de la casa en la que primero vivimos juntos, mientras el Sol iba desapareciendo en el horizonte. Alli, y tras haber alcanzado el presente en nuesro viaje por el tiempo, no quedaba mas que mirar hacia el futuro. Armado de valor y un buen puñado de nervios doblé mi rodilla y le pedí al amor de mi vida que se casara conmigo.